lunes, 25 de febrero de 2008

BUENAS VIBRACIONES

Debo de confesar que iba con cierto resquemor, en cuestión de política el cinismo se ha apoderado de mi. Nunca me he creído mucho los discursos de los políticos, pero últimamente para mi, las palabras de cualquier político en los medios de comunicación eran como "quien oye llover". Es una lástima haber perdido tanto la fe, haber perdido la esperanza de que algo pueda cambiar, de que se puedan hacer cosas por la gente, de que importemos más las personas que el individuo político, de hacer las cosas bien y no mal, para variar. No sé si en algún momento creí o maduré políticamente al son del desfalco, el fraude, la palabrería insulsa, las mentiras, el poder del dinero fácil... por tanto he de decir que iba con el corazón bien cerrado, sin ganas de que me mangonearan, sin probabilidad de que un discurso hiciera mella en mi, a fin de cuentas, sin posibilidad de creer.

Pero el milagro ha ocurrido, casi me siento como quien se niega a enamorarse por miedo al dolor y sin embargo no puede remediarlo porque ha estado demasiado tiempo evitándolo. El discurso político del sábado de Ciudadanos ha hecho que crea en algo (increíble si se entiende de mi que soy una brutal incrédula socio-política). No sé si es que a gente más cercana a mi, ciudadanos hartos como yo, me es más fácil creer o que realmente lo que proponen es muy bueno. Supongo que una excelente combinación de las dos cosas. El hecho de que personas corrientes y molientes puedan participar en la política, que se ha convertido de unos pocos, me parece fascinante porque es lo que siempre había pensado que debía ser y el sábado poco a poco noté como empezaba a ablandarme y confiar un poco en este partido.

He de reconocer de que tengo miedo de un desengaño, tengo miedo de que una vez lleguen a algún lado se olviden de aquellos que les apoyaron y hagan lo de siempre. Pero supongo que hay que arriesgar y confiar en que "estos" sean distintos y vayan a intentar hacer las cosas bien sin tener como objetivo un sueldo para toda la vida con la gran responsabilidad de tocarse el higo todos los días.

En fin, que el discurso tocó mi fibra sensible y estoy contenta porque consiguieron algo que nadie ha conseguido, lograron traspasar la incredulidad y la coraza e hicieron que volviera a creer en la buena capacidad, disposición y responsabilidad de la gente. Gracias.

Y gracias papá.

Si alguien quiere información: