lunes, 19 de enero de 2009

DE LUNES...


Los lunes no deberían existir. Siempre que digo esto hay algún pesi-realista que se empeña en fastidiarte el sueño dorado diciéndote que si no hubiera lunes, habría martes o lo que fuera. Sigo pensando que los lunes no deberían de existir. No sé si hubo algún tiempo en el que no odiara los lunes como ahora. En el instituto recuerdo perfectamente que odiaba los lunes y de manera similar los domingos por la tarde. Recuerdo a mi madre planchando ropa, mi hermano cogiendo el autobus de las 7 para Valladolid y una especie de pesado tedio que envolvía todo. Aunque si lo pienso bien, lo peor no son las tardes de domingo, sino tener que coger el bus en Soria para volver del fin de semana, allá donde estuviese.

Creo que los únicos momentos en los que no he odiado los lunes ha sido en Edimburgo, ya que realmente no tenía lunes (era un horario laboral un tanto caótico) y en Oviedo, porque tener clase era mucho mejor que tener que estudiar sola en tu cuarto.

Puede que sea el tiempo, la situación, el invierno, el frío, los astros... pero tener tan pocas ganas de ir a trabajar es horrible y frustrante. Lo bueno es que no todos los días son así, ¡¡podría acabar tirándome por un puente!! A veces pienso que lo mejor sería hacerme ermitaña, seguro que así no habría lunes que odiar. ¿Os imagináis no volver a decir nunca, qué putada mañana lunes? Para mi, sería mi sueño dorado.