
Hace unos días mi madre me dio el grado de giro que necesitaba, me dijo: "Sobre todo, porque te atreves a pensar en lo que sientes". Gracias mamá. Me caracterizo por darle demasiadas vueltas a la cabeza y a las cosas, por pensar mucho, por preguntarme y no quedarme satisfecha si no encuentro contestación, por cuestionarme el mundo. Hasta hace poco siempre había pensado que era una especie de defecto, que sería intrínseco a mi dubitativa forma de ser... pero no. No digo que no me pase, creo sinceramente que debería de darle menos trabajo a mi cabeza, pero me he dado cuenta de que por lo menos me atrevo a pensar en lo que siento, que no me da miedo dudar y cuestionar mi comportamiento y el del mundo que me rodea. Así que todos aquellos que como yo pensáis mucho y le dais vueltas a la cabeza... estáis de enhorabuena, porque hay gente a la que le da tanto miedo cuestionarse las cosas que vive, felizmente, eso sí, tan sólo sobre la superficie. Nosotros igual sufriremos más, pero seremos o somos personas más ricas y con más contrastes. Así que bienaventurados aquellos que se atreven a pensar, porque, lejos de denotar debilidad, así como tener miedo, pensar sobre las cosas revela capacidad de crítica, inteligencia y fortaleza.