Acabamos de empezar diciembre y sin embargo en todos sitios es ya Navidad. ¿Recordáis cuando la Navidad empezaba a partir del 15 de diciembre? recuerdo que después del puente de la Constitución empezabas a pensar en árbol, adornos, Belén... Madrid anochece iluminado. No negaré que es bonito pasear por las calles adornadas pero a cada rato frunzo el ceño y me cabreo. Tantas luces, tanta energía consumiéndose, por pura "glotonería". ¿Por qué somos tan irresponsables con los recursos de los que disponemos? ¿Por qué nos empeñamos en no ver más allá del palmo de nuestras narices? ¿Por qué nos imaginamos el resto del mundo no occidental como si sólo fuera una película? tanto gasto... me duele. El mismo dolor que cuando descubro que alguien se ha dejado un grifo abierto.
Realmente pensamos que nosotros somos los únicos, que todo es para nosotros porque para algo está ahí y que podemos hacer lo que queramos porque somos los que poblamos este planeta. Cuando a veces le digo a la gente que nosotros no somos más importantes que la cucaracha de la cocina, se sienten ofendidos y molestos. ¡Ah, claro! es que nosotros tenemos un Sistema Nervioso excepcional, una inteligencia sublime que nos hace especiales... si dejáramos de mirarnos tanto al ombligo y entendiéramos que estamos aquí por pura casualidad y que no somos los elegidos de nadie, quizás podríamos vivir con más armonía con el medio que nos rodea y saber valorar lo que tenemos. No penséis que somos únicos y especiales, simplemente somos el resultado de la evolución, y francamente, tampoco es tan maravilloso, porque no sabemos más que cargarnos todo lo bonito.
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