Echo de menos a mi abuela Loreto. Es curioso cómo puede echárse tanto de menos a una persona que nunca se ha conocido. A mi me pasa, me lleva pasando toda la vida, y es extraño, porque he oído muy pocas cosas de ella. Se habla poco de mi abuela Loreto. Pero por alguna razón yo la echo en falta muchísimo. A veces me sorprendo pensando en cómo sonaría su voz, qué cosas diría, qué pensaría, qué forma de ser tendría, ¿se parecería a mi? Me gustaría tanto haberla conocido... y de la misma manera envidio a los que sí lo han hecho.
Cuando yo llegué ella ya no estaba, me faltó un mes para conocerla, y cuando empecé a tener uso de razón, tampoco estaba, pero yo ya la echaba de menos. A veces me daba la impresión de que sólo existía en mi imaginación y en los álbumes de fotos, siempre esforzándome por crearme una imagen suya. El otro día cuando hablando de otras cosas con mi tío Carmelo, me dijo que mi abuela Loreto era la mujer más elegante que había conocido, que nadie como ella fumaba con tanta elegancia, pensé, ¿por qué será que yo precisamente la echo tanto de menos?
Cuando yo llegué ella ya no estaba, me faltó un mes para conocerla, y cuando empecé a tener uso de razón, tampoco estaba, pero yo ya la echaba de menos. A veces me daba la impresión de que sólo existía en mi imaginación y en los álbumes de fotos, siempre esforzándome por crearme una imagen suya. El otro día cuando hablando de otras cosas con mi tío Carmelo, me dijo que mi abuela Loreto era la mujer más elegante que había conocido, que nadie como ella fumaba con tanta elegancia, pensé, ¿por qué será que yo precisamente la echo tanto de menos?
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